La articulación del hombro es una de las más problemáticas de nuestro cuerpo, sobre todo una vez pasada la década de los 40 años de edad, a pesar de que siempre pueden dar molestias si no hacemos un buen uso.

Las lesiones de hombro las podemos agrupar en tres grandes grupos:

  • Tendinopatias y bursitis
  • Fracturas y fisuras
  • Luxaciones e inestabilidades

En este artículo hablaremos sobre el primer grupo, tendinopatias y bursitis, puesto que los dos otros tienen más incidencia después de caídas y traumatismos.

La biomecánica del hombro

Antes de continuar, es necesario que hagamos un pequeño repaso a la anatomía y al funcionamiento de esta articulación.

El hombro, a diferencia otras articulaciones del cuerpo, se sustenta gracias a su musculatura. Esta musculatura tiene que mantenerla colgando en suspensión, y además, permitirle tener un buen rango de movimiento.

Está formada por tres huesos: el húmero, la escápula y la clavícula. Los ligamentos son pocos y débiles, excepto los que encontramos bajo la clavícula (coracoclaviculares).

Si hablamos de la musculatura, encontramos dos tipos de funcionamientos musculares diferentes. Unos músculos se encargan de dar estabilidad a la articulación, y los otros, movimiento. Y es aquí donde reside el problema. Los músculos encargados del movimiento, como el pectoral, el deltoideos o el dorsal ancho, ganan por goleada a los encargados de la estabilidad. Estos últimos son el famoso grupo muscular llamado rotadores, donde encontramos el famoso supraespinoso, infraespinoso, subescapular y el redondo menor. Todos ellos su responsables de los dolores del hombro si tenemos un desequilibrio de fuerzas.

Por lo tanto, si venimos al gimnasio y trabajamos los músculos del movimiento para lucir unos buenos pectorales o unos buenos hombros y no trabajamos los músculos de la estabilidad, acabaremos sufriendo dolor tarde o temprano.

Que son las tendinopatias y bursitis

Son las famosas tendinitis, a pesar de que esta nomenclatura es incorrectamente utilizada. Una tendinitis exige inflamación, y la mayoría a veces estamos ante tendones degenerados pero no inflamados.

Estas tendinopatias pueden aparecer de repente sin ninguna explicación aparente. Las causas son diversas: un gesto repetitivo de golpea jugando a pádel, miles de micromoviments con el ratón a la oficina, una caída meses antes, no realizar técnicamente bien los ejercicios e incluso abusar de la natación sin un trabajo estabilizador al gimnasio.

Cuando los músculos encargados del movimiento son más fuertes que los estabilizadores, la cabeza del húmero tiene tendencia a descentrarse de su cavidad, puesto que no está encajada a la perfección como la cadera (sino no, no podríamos mover tan libremente los brazos). Si hay un descentraje, por lo tanto, los músculos estabilizadores tienen que hacer un trabajo extra, se acaban degenerando y hacen daño. Estaremos ante una tendinopatia. Si además, nos hace daño durante la noche y el dolor baja por el lateral del brazo, estaremos sufriendo una bursitis subacromial, que es una lesión leve, pero muy dolorosa y fatigando.

Los tendones pueden aguantar mucho tiempo sin dar sintomatología, pero una vez la dan, tenemos que acudir al fisioterapeuta para reparar este problema mecánico cuando antes mejor. El dolor es muy invalidante, y a veces muchos pacientes acaban cometen un gran error que juega en contra de la salud de su hombro, que es la infiltración de corticoides o la intervención quirúrgica, donde muy bien siempre acaban peor que al inicio de la lesión, puesto que en ningún momento arreglan el problema mecánico del hombro.

 

Pero, y que pueden hacer los socios del EKKE para tener unos hombros sanos?

1-A la mínima molestia, ven a la consulta o acude a un fisioterapeuta especializado. Haremos un trabajo de re-equilibre del hombro, así como de la zona dorsal y cervical, la cual está en íntima relación.

2-Olvida las infiltraciones de corticoides y tratamientos por ola de choque. Durante 8 años de trabajo, he podido ver como tanto las infiltraciones y las olas de choque realizadas a algunos centros de Lleida, provocan una rigidez espectacular al hombro. El dolor disminuye aparentemente, pues “duermen” los receptores encargados de transmitir el dolor, pero el problema persiste y el dolor vuelve tarde o temprano.

3-Ponte en manos de nuestros técnicos y olvida las pautas de ejercicios que encuentres por Internet. Muchos ejercicios son lesivos, y esto que se han utilizado “toda la vida”. Las elevaciones laterales, frontales, las rotaciones internas del brazo y el ejercicio de la barra al mentón, entre muchos otros.

4-Realiza correctamente el press banca y lo press militar. Cuando levantes la barra y llegues a la extensión completa del brazo, da un tiempo de 2 o 3 según antes de volver a bajar, esto hará que los estabilizadores trabajen. Si haces las repeticiones sin cesar, estarás favoreciendo al desequilibrio que hemos comentado antes.

5-Incluye las famosas planchas abdominales, tanto frontales como laterales. Estas, aparte de trabajar la estabilidad del abdomen, también inciden en la del hombro. Estés atento y coloca los codos en suelo justo debajo del hombro, puesto que sino la angulación puede ser lesiva.

6-Si eres habitual del pádel, la natación o lo Body Pump, y no realizas un trabajo a sala específico, sufrirás una tendinopatia tarde o temprano. La sala no es solo por los “musculitos” del gimnasio, sino un espacio para equilibrar nuestro cuerpo.

Marc Rodríguez, fisioterapeuta y entrenador personal del ekke

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