Poco a poco vamos dejando atrás el hábitos alimentarios arraigados en nuestra tierra, la dieta mediterránea, que ha acabado convirtiéndose en una dieta «Estadounidense», y con esta dieta ha llegado una nueva pandemia, la obesidad y el sobrepeso infantil, entre otras enfermedades derivadas de los malos hábitos alimenticios. Pero, me doy cuenta que la tendencia está cambiando y, poco a poco, somos más conscientes de que no vamos por buen camino, un camino que nos está enmalatint, no sólo para unos malos hábitos alimenticios sino por la manera poco saludable que tenemos actualmente de producir los alimentos.

Es un modelo de agricultura de producción intensiva, mediante monocultivos que empobrecen el suelo y reducen la diversidad ambiental, con un uso abusivo de fertilizantes, pesticidas, herbicidas, hormonas y otros residuos químicos que contaminan tanto el medio ambiente como el alimento, y este modelo da lugar alimentos con escasas cualidades nutricionales y organolépticas, perjudicando nuestra salud.

En cambio, los alimentos ecológicos, los de antes, los que cultivaban nuestros abuelos, no contienen pesticidas ni herbicidas químicos, hormonas de crecimiento, ni fertilizantes artificiales. Además tienen un uso restringido de aditivos alimentarios y uso prohibido de transgénicos.

Todo esto hace que su composición nutricional sea más rica con nutrientes saludables   Consumir productos ecológicos, de temporada y de proximidad, es decir volver a la dieta mediterránea, no sólo supone alimentarnos y vivir de una manera más sana, sino también contribuye a la lucha por un futuro mejor para nuestros hijos e hijas .

Al EKKE también nos preocupamos de su alimentación y por eso los platos que encontrará en nuestro restaurante están cocinados y elaborados con productos de temporada, ecológicos, de proximidad y de calidad.