Numerosos estudios demuestran que el ejercicio físico moderado aumenta y mejora la immunovigilancia. Así lo explica el Dr. Guillermo Torres, coordinador del Ekke medicine. Estos estudios también ponen en evidencia que durante una sesión de ejercicio físico aumenta el número de células del sistema de defensa circulante por la sangre y algunos grupos de estas células perduran durante horas después de la sesión. El aumento de la temperatura también puede tener un efecto añadido que favorezca las funciones del sistema de defensa.
Estos y otros cambios bioquímicos que se dan durante la práctica de ejercicio físico nos sugieren que el ejercicio continuado puede ser un buen recurso para combatir el envejecimiento del sistema inmunitario y modular la respuesta de este a la infección y a las vacunas. Otro factor a considerar es la reducción del nivel de estrés psicológico que se produce con la práctica regular de ejercicio físico y que indirectamente favorece la respuesta de nuestro sistema de defensa.
Así pues y ahora más que nunca, entrena cada día un rato con una intensidad moderada y tendrás más defensas para combatir cualquier enfermedad o infección.