El verano ha llegado con lo cual practicamos más actividades al aire libre. Vemos a más gente en las calles, terrazas, piscinas, playas… y percibimos en el ambiente una sensación de felicidad. ¿A qué se debe este estado de ánimo positivo? Principalmente es por la mayor presencia de luz solar, ya que los rayos del sol nos ayudan fabricar la serotonina que es un neurotransmisor que está relacionado con la sensación de bienestar. Además, cuando estos contactan con nuestra piel provocan que una enzima se transforme y de lugar a la vitamina D. Esta substancia es esencial para la salud ya que interviene en muchos procesos biológicos. La obtención de la vitamina D se debe en un 90% a la exposición solar y un 10% por la alimentación.

No es de extrañar que la Comisión Europea recomienda tomar el sol 15 minutos al día, aunque solo sean en la cara y los brazos, varias veces por semana para garantizar la correcta sintetización de vitamina D. Los médicos alertan que gran parte de la población no tiene los niveles suficientes de vitamina D, que en un adulto serían 400-600 UI.

Normalmente cuando se habla de la exposición al sol se asocia con consecuencias negativas para nuestro organismo, pero diversos estudios concluyen que una dosis moderada de luz solar es beneficiosa. A continuación, te detallamos algunos de los beneficios de tomar el sol.

  • Huesos más fuertes: el calcio es necesario para nuestros huesos, pero este no se retiene sin la presencia de vitamina D. Tomar el sol ayuda a prevenir la osteoporosis. Además, la vitamina D es fundamental para la mineralización de los huesos y de los dientes.
  • Mantén a raya la tensión: cuando tomamos el sol la tensión baja al dilatarse las arterias luego disminuye la cantidad de sangre concentrada en los órganos, lo que es ideal para los hipertensos.
  • Activa tus defensas: la vitamina D contribuye también al buen funcionamiento del sistema inmunológico, porqué aumenta el número de glóbulos blancos. Por eso, en invierno con menos luz del sol nos resfriamos más que en verano.
  • Mejora la calidad del sueño: la luz de sol afecta a nuestro biorritmo implicado en el sueño y la activación. Los rayos ultravioletas regulan la producción de melatonina, hormona que ayuda a definir los ciclos de sueño y la luz solar al reducir sus niveles hace que nos sentimos más despiertos.
  • Equilibra el colesterol: la luz ultravioleta es necesaria para metabolizar el colesterol y por lo tanto, ayuda a rebajarlo. Cuando tomamos el sol disminuye el nivel de colesterol y evita que se pegue a las arterias.
  • Piel radiante: el sol mejora algunas afecciones de la piel como el acné y la psoriasis ya que la exposición solar por un periodo muy corto de tiempo promueve la cicatrización de las lesiones, así como por su efecto antiinflamatorio.

Recuerda que, ahora que empezamos a tomar el sol, es suficiente con 15-20 minutos de sol. Luego se puede ir aumentando progresivamente el tiempo sin sobrepasar nunca las 2 horas, evitando siempre las horas de más calor, de 12 a 16h, y usar siempre protección solar.

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